Me tiembla el cuerpo
el alma, el viento.
Me sacuden los besos
las caricias y algunos cuerpos.
Me vacían de vida
el trabajo y las mujeres queridas.
Me desprecio por dentro
al fondo, y sin resto.
Pero a pesar de todo,
me calma y adormece,
mi eterno llanto interno.
lunes, 21 de marzo de 2011
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