martes, 14 de mayo de 2013

Receta completa

1) Una suprema de pollo empanada.

2) }Tres huevos / seis / nueve.

3) Queso cremoso -barato=.-

4) Aceite de Oliva NATURAL (DE FERIA-LA RIOJA -mientras carajo no sea "Cocimierda")

5) Sal, pimienta negra jamaiquina, cilantro.

Paso 1.a

1- Cortamos en trozos RECTANGULARES la suprema de pollo y

                                                     las salteamos en una sartén con Aceite de Oliva NATURAL bien caliente, para dejarlo cocinar a fuego lento. (Consejo: dejar un par de ajos con el pollo para mejor cocción y  sabor).

Paso 1.b

Asimismo en un bol ponemos tres (3) huevos y los mezclamos con sal, pimienta, cilantro (a gusto), tomate y un toque de limón.

Paso 1.c

Una vez que vemos el pollo "rosa" podemos incorporar la mezcla de huevos con el bulto y dejar que se asiente el menjunje, haciendo volar un poquito la muñeca y el quok.

Paso 2.z

Al cabo de unos diez minutos de diversión garantizada es menester agregar, en exceso, el Queso cremoso -barato=.- en forma de cubos y en los cuadrantes internos. Dejar reposar a fuego mínimo diez minutos.

Paso 2.y

Una vez que el centro este esponjoso pero lleno huevo hirviendo, es preferible agregarle un largo chorro de salsa havanera picante(PROCEDER CON PRECAUCION).

Paso 2.w

Con una espátula doblamos el Omelette como una empanada y lo dejamos sellar tres/cinco minutos a fuego máximo. Sírvase con pan casero.-

ENJOY.

viernes, 3 de mayo de 2013

Baka!

Agujas punzantes,
son las miradas
de los rostros que,
cargados de furia taciturna,
cuelgan en mi
la frustrante
marea de su ser.

Je ne comprends pas

Se entrecierran los pensamientos para no dar lugar aquellos recuerdos,
               pero hoy conquista
                                                                el oscuro deseo del pasado.

Podemos pensar que la momificada memoria de nuestras sábanas
                                                                         nos abandonará,
                                            pero, aún así, el recuerdo se hace más preciso,
            en el instante que una sustituta
                                      hace las veces de intrusa en la cama.

Olvidar el amor perdido es perder el deseo a crecer,
pero no nos engañemos,
                                    a su vez,
aquél recuerdo,
                       es nuestro secreto mejor guardado.

Odio admitirlo y, a su vez reducirlo,
          extraño nuestro sexo,
                                           el olor, su olor, nuestro olor.

Motivan estas palabras una cruda esperanza
de que el juego por la misericordia
no termine destruyéndonos por completo.

Odio volver a sentir ese agotamiento emocional.

Exhaustos estamos de tanta verborragia sin sentido.