Esa niña que conocí,
de sonrisa iluminada,
oriental es su mirada.
Esa niña que me enamoró
al ver su esplendor,
lejos quedó
por el charco grande que
separa a mi corazón.
Niña charrúa,
en mis mates tu recuerdo ceba,
una cálida sensación,
a sol de Montevideo.
Niña, hay si tu
quisieras que volviera
por ti,
no dudaría en amarte
hasta que me quieras
hacer partir.
No es motivo de consuelo
el amor platónico que abrazo
en mis fantasías,
en donde en ellas sueño,
con las orientales curvas de tu cuerpo.
Más si es perfecto el olor a tu perfume
que vive en mi recuerdo.
Esa niña que conocí,
de sonrisa iluminada,
oriental es su mirada.
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