miércoles, 21 de noviembre de 2007

Montevideando

Esa niña que conocí,

de sonrisa iluminada,

oriental es su mirada.


Esa niña que me enamoró

al ver su esplendor,

lejos quedó

por el charco grande que

separa a mi corazón.


Niña charrúa,

en mis mates tu recuerdo ceba,

una cálida sensación,

a sol de Montevideo.


Niña, hay si tu

quisieras que volviera

por ti,

no dudaría en amarte

hasta que me quieras

hacer partir.


No es motivo de consuelo

el amor platónico que abrazo

en mis fantasías,

en donde en ellas sueño,

con las orientales curvas de tu cuerpo.

Más si es perfecto el olor a tu perfume

que vive en mi recuerdo.


Esa niña que conocí,

de sonrisa iluminada,

oriental es su mirada.

No hay comentarios: