lunes, 7 de abril de 2008

El Marchitar de un sueño

Azul, mar infinito
que reposa mi espíritu.

No sos vos aquella
que alguna vez amé.

Tenues ojos marchitados
por la incomprensión ajena.

Azul, cielo infinito
que libera mi espíritu.

Yo no soy para ella
el sustento de sus deseos.

Tenues ojos ofuscados
por la indiferencia impropia.

Allí ha de encontrar
alguna vez,
si es que en mi ve,
eso que tanto
no quiere creer,
por un miedo
que no supo nunca
comprender.

No hay comentarios: