Despójate de ti niño,
mira tu real acontecer,
dilucida lo intrincado de tus padres,
y haz más allá de tus penas.
Intimídate de ti mismo niño,
porque tu eres tu mejor amigo,
pero dentro de ti,
yacen ocultas tus debilidades.
Sofócate a ti niño,
crece con tu hartazgo,
rememora tus errores
y vuélvete más fuerte.
Complácete a ti niño,
siente la satisfacción que te ha sido negada,
procura gastar tus necedades,
y convierte en razones a tus vicios.
Niño, cálido es
el amanecer que ahuyentas
con tus mundanos placeres,
intenta construir tu refugio
para salvarte de de tus propios ataques.
lunes, 4 de agosto de 2008
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