martes, 16 de septiembre de 2008

Animandome a ganar

Ayer me emocioné, y hacía bastante que no ocurría, pero lo que más me dejó pensando, es en el porqué de aquella conspicua revelación emocional, ya que dice mucho de mí, o no, pero prefiero pensar que algo cambiado, diferente, hay hoy en día, en el que me mira en los reflejos. Una película, algo pretenciosa, holywoodense, cosa que ya explica bastante, pero que a pesar de ello, no dejó de tocarme, hacerme sentir, eso que quería, y esto es, recordar el sentimiento de amor, de compañía, de tranquilidad, de paz. Intento descifrar a pocas luces, en la complicada maraña de mi sentir, cual fue la causa de mi llorosa trasnoche, plagada de dolor. Entender y caer en cuentas, no complica en el entendimiento, más sí deja huellas, que abren heridas y de esas que nunca cicatrizan.
Comprendo que sigo adelante por inercia, en ello supone mi malestar, es hora de que pare, piense, y transforme mi mente, encuentre mi verdadera expresión y que acepte el porque de tal quiebre, lo necesito, no sólo yo para mi propia salud, sino para poder devolverles a todos los que me apoyan hoy en día, o acaso en un pasado lo hicieron, reciban algo a cambio, y que mejor que al Pablo verdadero, sin filtros, sin restricciones, sin inseguridades, sin presiones, sin dolor, sin culpas, sin tristeza.
Hoy no es un día como todos, es un día gris, o mejor dicho, es la tarde que se oscurece, porque la tormenta de avecina, y la costa se alborota, las olas se corrompen, la arena dispersada por el viento furioso nos obliga a refugiarnos.

No hay comentarios: